La piel te envuelve por completo y es como el 7 por ciento de tu
anatomía. Es lo que la gente ve cuando se dirige a ti. La piel te cubre y
te protege, pero también necesita que la mimes y la cuides, así que
¡manos a la obra!
Para mantener los procesos naturales de la piel, lo mejor es
nutrirla consumiendo ciertos aceites naturales como el aceite de
girasol, que contiene ácido linoleico, un ácido graso esencial.
¿Sabías que entre las 2 y 3 de la mañana las células se regeneran
ocho veces más rápido que a la mitad del día? El tener que dormir más
de siete horas no es un mito. Tu cuerpo, y sobre todo, tu piel, necesita
ese tiempo para recuperarse. Descansa y ponte bella a la misma vez.
Ingerir de seis a ocho vasos de agua al día es excelente para tu
salud, pero no ayuda a que tu piel esté menos seca: esa humedad nunca
llega a las capas exteriores de la piel. Dale una mano a tu cuerpo: usa
una crema humectante cuando tu piel necesite hidratación adicional.
Estar por mucho tiempo bajo el agua caliente de la regadera puede
estropear tu piel. ¿Cómo puedes protegerla? Báñate con agua tibia por
15 minutos o menos. Date suaves palmaditas con la toalla y no te frotes
la piel al secarte.
Un jabón cualquiera puede resecar la piel. En cambio, un limpiador líquido o una barra humectante, te dará la suave limpieza que necesitas sin llevarse los aceites naturales que protegen tu piel.
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