martes, 28 de agosto de 2012

El humo de los autos acelera los problemas cardiovasculares

El humo de los automóviles en medio de los atascos de tráfico puede acelerar los problemas cardiovasculares, según un estudio publicado en la revista "Particle and Fibre Toxicology".
Sin embargo, ese peligro se puede combatir con una mascarilla similar a las que se usan para prevenir la aspiración de elementos peligrosos en el lugar de trabajo, según otro estudio difundido por la misma revista.
De acuerdo con Nicholas Mills, científico de la Universidad de Edimburgo, "la exposición al tubo de escape de los motores está vinculada a un inmediato endurecimiento de las arterias" Añadió que "esto puede explicar, en parte, el mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares asociadas a la contaminación aérea". En una prueba hecha a 12 jóvenes saludables que no fumaban los científicos determinaron que cuando respiraban aire contaminado sus vasos sanguíneos perdían transitoriamente la capacidad de contraerse. Según el científico, esto puede tener consecuencias fatales en algunas personas.
"El endurecimiento arterial puede aumentar la presión y reducir el flujo sanguíneo al corazón. Ese endurecimiento influye de manera importante en la hipertensión y puede ser un factor de mortalidad", indicó.
La revista incluye otro estudio también realizado por científicos de la Universidad de Edimburgo que indica que los efectos de los escapes de gas pueden ser combatidos con una buena mascarilla.
Los investigadores probaron una serie de protecciones de ese tipo y llegaron a la conclusión de que las mascarillas más eficientes son las que se usan en los lugares de trabajo.
Según Jeremy Langrish, uno de los investigadores, las mascarillas difieren en lo que se refiere a la filtración de partículas.
"En general, las diseñadas para prevenir accidentes de trabajo, como la aspiración (de polvo o serrín) son más eficientes que las que usan los ciclistas o peatones", manifestó.

viernes, 10 de agosto de 2012

El frío y sus efectos en la salud (III)

AL DESPLAZARSE EN AUTO

• Evite los viajes en auto a menos que sea imprescindible, si es posible utilice el transporte público.
• Si el viaje es inevitable, procure no viajar solo y revisar su automóvil a fondo antes de salir (neumáticos, frenos, luces, anticongelante, bujías etc.). Lleve el tanque lleno, repostando cada 100 kilómetros aproximadamente.
• Infórmese de los riesgos en las zonas a las que va a desplazarse. Durante la conducción, la radio le facilitará la información sobre la evolución de la situación meteorológica.
• Evite las carreteras heladas o con nieve, los pasos elevados y los puentes.
• Procure no conducir de noche pues los peligros son más difíciles de detectar. No viaje en condiciones de baja visibilidad.
• Lleve en su auto al menos lo siguiente: radio, cadenas, una linterna, ropa de abrigo, una manta y algún alimento rico en calorías (chocolates, frutos secos...), agua, teléfono móvil y la medicación habitual que esté tomando.
• Informe a alguien de su destino y de la hora a la que tiene previsto llegar.
• Si hay nieve dura o hielo, ponga las cadenas y conduzca con marchas cortas y sin cambiar bruscamente de dirección.

ALIMENTACION

• El frío hace que aumenten las necesidades calóricas y por tanto, el consumo de alimentos. Tome comidas calientes que aporten la energía necesaria (legumbres, sopa de pasta) y que además le proporcionen sensación de calor. No renuncie a una alimentación variada que incluya el resto de alimentos (verduras, fruta, carne, huevos, etc.).
• A lo largo del día y antes de acostarse, una taza de alguna bebida caliente como caldo, cacao, leche, etc., será reconfortante y le ayudará a mantener la temperatura corporal.
• Evite las bebidas con cafeína y las alcohólicas, pues contrariamente a lo que se piensa, el alcohol no es útil para combatir el frío y aunque inicialmente provoca una sensación de calor, al producir vasodilatación favorece la pérdida de calor corporal y el cuerpo se enfría aún más.
• No olvide aumentar el consumo de agua, pues tanto en épocas de frío como de calor, se produce una mayor pérdida de líquidos que deben reponerse.

VACUNACIÓN ANTIGRIPAL

La gripe afecta fundamentalmente a los ancianos, niños y a personas con enfermedades crónicas.
La vacunación antigripal constituye una medida fundamental para disminuir la morbimortalidad durante los meses más fríos por lo que se recomienda consultar con su médico la necesidad de vacunación.

lunes, 6 de agosto de 2012

El frío y sus efectos en la salud (II)

Para prevenir ser víctima de las enfermedades ligadas al frío observe las siguientes recomendaciones generales dadas por la “Direcció General de Salut Pública”, de la Comunitat Valenciana.

FUERA DE CASA
• Limite en lo posible las actividades exteriores, especialmente si pertenece a algún grupo de riesgo.
• Utilice prendas de abrigo resistentes al viento y la humedad preferiblemente. Use varias capas de ropa, por debajo de ella. Es preferible utilizar varias prendas de ropa ligera y cálida, mejor que una sola de un único tejido.
• Evite prendas ajustadas para que el aire circule entre la piel y la ropa actuando como aislante.
• Preste especial atención a la cabeza, protéjala con un gorro de lana, pasamontañas o sombrero. Para el cuello utilice una bufanda y en los pies use calzado resistente al agua, calcetines de algodón y lana. Finalmente cubra sus manos con guantes o manoplas, pues la mayor parte del calor del cuerpo se pierde por la cabeza, manos y pies.
• Proteja también el rostro. Evite la entrada de aire frío en los pulmones.
• Evite cambios bruscos de temperatura de manera continua.
• Procure permanecer seco, pues la ropa mojada enfría el cuerpo rápidamente.
• Si debe realizar un trabajo físico bajo el frío, hágalo con precaución, suavemente, procurando no agotarse, sobre todo si se sufre alguna dolencia de tipo cardiorrespiratorio o hipertensión.
• El exceso de sudoración incrementa la pérdida de calor, por lo que en caso de tener calor, quítese capas de ropa.
• La tiritona continuada es una excelente señal de que no debe continuarse en el exterior.

EN CASA
• Mantenga a los niños alejados de estufas y braseros.
• Tenga cuidado con las estufas de gas y leña para evitar riesgos de incendio o intoxicación por monóxido de carbono. Asegúrese de que funcionen bien antes de ponerlas en marcha y de que las salidas de aire no estén obstruidas.
• La sobrecarga en la red de estufas eléctricas también es peligrosa, por ello debe revisarse previamente el estado de la instalación eléctrica y los puntos adecuados para conectarlas en las viviendas.
• Procure un buen aislamiento térmico de la vivienda evitando corrientes de aire y pérdidas de calor por puertas y ventanas.
• Utilice el sistema de calefacción que se disponga para mantener una temperatura mínima de 19ºC.
• Cierre las habitaciones que no se utilicen. La temperatura ideal para una casa es de 21º C. Temperaturas superiores no aportan más beneficios y producen un consumo excesivo de energía.
• En invierno mantenga cerradas las ventanas de los dormitorios durante la noche.
• Si tiene una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente, le ayudarán a mantener una buena temperatura durante la noche. Nunca use las dos juntas ya que podría electrocutarse.
• Compruebe qué tipo de manta eléctrica tiene, algunas están diseñadas sólo para calentar la cama antes de meterse y no deben ser usadas para dormir.
• Preste atención a las emisoras locales de radio o TV para obtener información relacionada al clima y noticias sobre cualquier emergencia que pudiera suscitarse.

jueves, 2 de agosto de 2012

El frío y sus efectos en la salud (I)

El frío afecta la salud de las personas de diversas maneras, especialmente cuando es intenso. Además de las enfermedades directamente ligadas al frío, como los cuadros de hipotermia o congelación. Las bajas temperaturas disminuyen las defensas y producen cambios en el organismo que favorecen la aparición de enfermedades como gripe, bronquitis y neumonías, empeorando los problemas respiratorios que sufren algunas personas, como el aumento de la tos, la sensación de ahogo y la producción de moco.
El frío también puede agravar algunas enfermedades crónicas, especialmente respiratorias, reumáticas y cardíacas. Quienes padecen problemas cardíacos notan mayor cansancio hasta síntomas de agotamiento, incluso ante esfuerzos pequeños.
Por otro lado, el frío aumenta el riesgo de incendio e intoxicación por monóxido de carbono a partir de estufas de gas y braseros y además, facilita los accidentes de tráfico o por caídas a causa del hielo formado.El frío y sus efectos en la salud (I)
El que la gente se enferme con mayor frecuencia en época de frío, se debe a que los vellos de la nariz encargados de detener los microbios, tienden a paralizarse, permitiendo así la fácil entrada a los órganos respiratorios altos. Además, cuando hace mucho frío, la mucosa de la nariz no cumple su función de calentar el aire que entra a los pulmones, ocasionando que los microbios penetren hasta la tráquea y los pulmones, provocando infecciones más severas.

Los grupos más vulnerables al frío extremo son:

• Los ancianos, ya que sus mecanismos defensivos ante el frío se encuentran debilitados.

• Los recién nacidos y lactantes, pues su sistema de respuesta neurovascular no está todavía tan desarrollado como el de un niño o un adulto para luchar contra el frío. También porque los más pequeños no tienen suficiente actividad física espontánea para entrar en calor y no pueden avisar claramente que tienen frío.

• Las personas de un nivel socioeconómico bajo, pues carecen de ropa de abrigo adecuada o viven en viviendas insalubres, mal aisladas, sin calefacción, etc.

• Inmigrantes en situación de precariedad: especialmente los trabajadores temporeros que no disponen de vivienda en condiciones adecuadas.

• Quienes padecen enfermedades crónicas como insuficiencia respiratoria y asma, afecciones cardiovasculares, diabetes, hipotiroidismo, adicción o enfermedades neuropsiquiátricas.

• Personas que toman ciertos medicamentos para el tratamiento de enfermedades crónicas (somníferos, psicótropos, vasodilatadores...). Algunos fármacos pueden ser responsables de que aparezcan o se agraven síntomas ligados al frío, al interferir con los mecanismos de adaptación del organismo.
• Personas con movilidad reducida, desnutridas, con agotamiento físico y casos de intoxicación etílica.

• Quienes practican deportes al aire libre en zonas frías (montañeros, alpinistas, cazadores, etc.) son un grupo de riesgo especial.