El humo de los automóviles en medio de los atascos de tráfico puede
acelerar los problemas cardiovasculares, según un estudio publicado en
la revista "Particle and Fibre Toxicology".
Sin embargo, ese peligro se puede combatir con una mascarilla similar a
las que se usan para prevenir la aspiración de elementos peligrosos en
el lugar de trabajo, según otro estudio difundido por la misma revista.
De acuerdo con Nicholas Mills, científico de la Universidad de
Edimburgo, "la exposición al tubo de escape de los motores está
vinculada a un inmediato endurecimiento de las arterias" Añadió que
"esto puede explicar, en parte, el mayor riesgo de enfermedades
cardiovasculares asociadas a la contaminación aérea".
En una prueba hecha a 12 jóvenes saludables que no fumaban los
científicos determinaron que cuando respiraban aire contaminado sus
vasos sanguíneos perdían transitoriamente la capacidad de contraerse.
Según el científico, esto puede tener consecuencias fatales en algunas personas.
"El endurecimiento arterial puede aumentar la presión y reducir el flujo
sanguíneo al corazón. Ese endurecimiento influye de manera importante
en la hipertensión y puede ser un factor de mortalidad", indicó.
La revista incluye otro estudio también realizado por científicos de la
Universidad de Edimburgo que indica que los efectos de los escapes de
gas pueden ser combatidos con una buena mascarilla.
Los investigadores probaron una serie de protecciones de ese tipo y
llegaron a la conclusión de que las mascarillas más eficientes son las
que se usan en los lugares de trabajo.
Según Jeremy Langrish, uno de los investigadores, las mascarillas difieren en lo que se refiere a la filtración de partículas.
"En general, las diseñadas para prevenir accidentes de trabajo, como la
aspiración (de polvo o serrín) son más eficientes que las que usan los
ciclistas o peatones", manifestó.
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