El síndrome del primer mordisco, un síndrome que no se había definido hasta hace poco, consiste en la aparición de dolor en la parótida al inicio de la masticación, por lesión de la cadena simpática cervical o del plexo simpático que inerva la parótida.
Gracias al botox se consigue reducir la salivación de las glándulas salivales, según destacaron diversos expertos en el marco del 60 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial (SEORL-PCF) celebrado en Madrid.
No obstante, aseguró la doctora Nuria Mir, del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Esperit Sant de Barcelona, pese a que se trata de un síndrome que "no se había definido hasta hace poco" y ahora "ya se sabe que la excesiva secreción salival se puede remediar".
Frente a otras técnicas quirúrgicas, este tratamiento ofrece "una clara ventaja" ya que "su aplicación es fácil, nada agresiva y los efectos sólo duran 6 meses". Además, añadió esta experta, "las contraindicaciones son mínimas" y se producen básicamente en aquellos pacientes que tienen alteraciones en la conducción nerviosa o alteraciones musculares como las miotonías.
Para los pacientes que tienen que repetir las infiltraciones, la doctora Mir advirtió de que la aplicación es "muy cómoda" y se hace en 20 minutos en la propia consulta. Aunque "puede parecer engorroso" volver cada seis meses a realizar las infiltraciones, señaló, "si se tiene en cuenta que hay pacientes, por ejemplo, con distonía laríngea que prácticamente no pueden hablar y que gracias a una infiltración cada seis meses pasan a hablar de forma normal, es evidente que el beneficio es enorme".
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